miércoles, 12 de octubre de 2011

Blackout

Y cuando te vi, la oscuridad se hiso inmensa, la verdadera razón de la ausencia emergió de pronto, y ahí estaba un pequeño rubí que se mesclaba con la mansedumbre de la angustia, la soledad se hacía mía; una y otra vez arremetía con fuerza el miedo. No quise dejarte, fue la noche la que se consumió frente a nosotros, fue la noche la que nos negó, fue la noche la que te alejó de mis brazos, yo quise seguirte entre pasadizos de cal, pero la noche me negó tus labios, fue el azar de un absurdo lo que fulmino mi calma, le dio metralla, le dio hambre, le dio solo oscuridad. Así murió mi pecho, en la boca de la noche, en la indiferencia de la sombra, en la hosquedad de la farsa, en la angustia de la aparente calma, te vi desvanecer; y junto a ti se fue el último grito de la noche, y allí yacía sentado bajo una cielo de muerte, algunos corrían por salvaguardar sus miserias y yo allí yacía sentado bajo un cielo de muerte, guardando tu nombre, esperando que tu sien se posara en mi pecho y desde ahí desgarrarla con el instinto de un beso ya acontecido , una muestra de que seguía vivo, una razón para aguantar la noche, una forma indisoluble de calmar mis ansias, una repetición de un beso marchito que me mostrara los verdaderos colores de la noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario